sábado, 29 de diciembre de 2018

La enfermería en la detección de la violencia de género


La enfermería en la detección de la violencia de género
Los profesionales sanitarios tienen una gran responsabilidad en la detección y actuación en los casos de violencia de género. Detectarlo permite realizar una intervención temprana. Cuando una mujer sufre violencia de género, suele acudir con mayor frecuencia a los servicios sanitarios. La relación de cuidado que se establece entre enfermeros y pacientes nos permite valorar a la persona, su entorno familiar y social, la atención domiciliaria de enfermería es una oportunidad para la detección precoz.
Cuando un enfermero detecta la presencia de indicadores de sospecha, se debe poner en marcha el Protocolo de Actuación en Violencia de Género de su área sanitaria. En primer lugar se hace una valoración integral de la paciente, anotando en su historia clínica las iniciales ISMT (Indicador Sospecha Malos Tratos) o CMT (Confirmación Malos Tratos), según el caso. Hay que informar a la mujer sobre derechos y recursos, respetando la decisión de denuncia. El siguiente paso sería valorar la seguridad y el riesgo de la mujer en ese momento, si reconoce o no sufrir malos tratos y si se encuentra en peligro extremo. Si existe una situación de riesgo para la mujer hay que poner en conocimiento del poder judicial tanto los casos de ISMT como de CMT, independientemente de que la mujer realice la denuncia o no. Todo este proceso se lleva a cabo desde la coordinación con Trabajo Social y otros servicios implicados.
Cuando se produce una agresión, los enfermeros actúan dando apoyo emocional y psicológico a la víctima, realizando de forma conjunta la valoración, exploración, el tratamiento de las lesiones... En el caso de agresión sexual se toman muestras.
El conocimiento de las causas, formas de violencia, mecanismos, consecuencias… nos permitirá identificar los signos, síntomas y conductas que son indicadores de violencia de género. En el ámbito asistencial, necesitamos conocer los protocolos de actuación sanitaria ante la violencia de género, conocer los recursos disponibles para la atención integral a la mujer en situación de maltrato y sus derechos. La formación continuada sobre la violencia de género es muy importante.
Las mujeres con discapacidad, las del ámbito rural, las mayores y las mujeres inmigrantes son más vulnerables a la violencia de género. Las limitaciones físicas, del idioma, de accesibilidad, son condicionantes que sitúan a la mujer en una situación de vulnerabilidad.
Es necesario dar a conocer al personal sanitario las consecuencias de la violencia contra las mujeres en su estado de salud, así como las consecuencias sobre el desarrollo físico, psicológico y social de los hijos que viven en relaciones de violencia de género. La enfermería tiene un papel fundamental en dar visibilidad a las mujeres más vulnerables, con dificultades en el acceso a servicios de apoyo por limitaciones físicas o psíquicas. Especialmente en aquellos casos en los que la mujer no reconoce la situación de maltrato, no tienen apoyo familiar y/o social y no se produce la toma de decisiones para salir de la relación de violencia de género.

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